La salud es la primera preocupación del ser humano. Aunque pensemos que hay otras preferencias, es realmente la salud lo que más nos preocupa, en lo que pensamos más habitualmente, la salud a muchos niveles. En los tiempos por los que atravesamos, solo pensamos en cómo nos afecta la salud a nivel físico y cómo nos afecta la enfermedad al cuerpo, y por el contrario, prestamos muy poca atención a lo que realmente nos muestra nuestro cuerpo a través del desequilibrio. Dejamos en el olvido hábitos saludables, buenas costumbres y alimentos sanos, dejando de lado lo que ha sido importante toda la vida para ser engullidos por un acelerado cambio de costumbres, a las que ni siquiera a nuestro cuerpo le da tiempo a adaptarse.
¿Dónde comienza el desequilibrio?
En el concepto de que el ser humano es “la totalidad”, debemos observar de qué estamos rodeados y cómo vivimos para entender que le ocurre a nuestro cuerpo, la enfermedad viene de fuera a dentro, factores ambientales, estrés, problemas laborales, familiares, falta de ejercicio, conflictos con la espiritualidad, creencias, mala alimentación y más cosas, nos pondrían en la pista, sencillamente con un ejercicio de auto observación de qué le está ocurriendo a mi cuerpo; y a partir de ahí, la responsabilidad de actuar para equilibrar estos factores. Somos un todo y ese todo debe de estar lo más equilibrado posible, solo así dispondremos de una buena salud en todos los sentidos.
¿Por dónde empiezo?
Al alcance de nuestra mano hay muchas posibilidades: tomar conciencia de un cambio de hábitos, terapias naturales que nos brindan la posibilidad de ayudarnos en este proceso, etc.
Reflexología, equilibrar.
Como Reflexóloga y naturópata, brindo un espacio a esta maravillosa terapia, no invasiva, suave y muy eficaz. Nos remontamos a miles de años y conocimientos ancestrales, que se han ido perfeccionando en tiempos modernos, haciendo de esta terapia un estudio y utilizada en muchos lugares del mundo en sinergia con la medicina moderna.
La reflexología actual, se basa en actuar sobre zonas reflejas del pie, que mediante conexiones nerviosas y cadenas musculares, van a ayudar al cuerpo a reequilibrarse, trabajando principalmente el sistema nervioso y el sistema hormonal, los dos grandes encargados del funcionamiento óptimo de nuestro cuerpo, así de sencillo, el resto del trabajo lo hace nuestro cuerpo, nosotros solo tenemos que “ponernos a disposición” y permitirle trabajar, recordemos que nuestro organismo hace muchas funciones muy sabiamente en cada momento del día, sin que nosotros seamos conscientes. El cuerpo tiene la maravillosa capacidad de volver al estado de salud, si le facilitamos un “terreno” óptimo para ello.
Eva Mena
“La fuerza natural dentro de cada uno de nosotros es el mayor sanador de todos” Hipócrates
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